Las tortugas bobas, conocidas por recorrer miles de kilómetros durante sus largas migraciones, dependen de un extraordinario sistema de orientación para sobrevivir. Un nuevo estudio publicado en Journal of Experimental Biology revela que estos animales utilizan la percepción del campo magnético de la Tierra como una especie de “mapa interno” que les permite saber dónde están y hacia dónde deben desplazarse.

Según los científicos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, las crías nacen con la capacidad de interpretar ese mapa magnético global para navegar eficazmente por el océano. Este hallazgo refuerza investigaciones previas que sugerían que estos animales pueden asociar ciertos campos magnéticos con lugares donde encuentran alimento.

Un “baile” que revela su memoria magnética

Durante estudios anteriores, los investigadores observaron que las crías realizan un curioso comportamiento: una especie de “baile” en el agua en el que inclinan sus cuerpos, abren sus bocas y mueven sus aletas delanteras. Esta reacción ocurre cuando reconocen un campo magnético vinculado a un sitio donde antes recibieron alimento.

“Les motiva mucho la comida y están deseando bailar cuando creen que existe la posibilidad de que se les dé de comer”, explicó Alayna Mackiewicz, autora principal del estudio.

Un experimento para “apagar” su brújula interna

Para entender a fondo este fenómeno, el equipo de Mackiewicz alimentó durante dos meses a ocho crías de tortuga boba en un campo magnético correspondiente al de las islas Turcas y Caicos. De esta manera, las pequeñas asociaron ese campo con la presencia de alimento.

Luego fueron expuestas a una fuerte descarga magnética dentro de una gran bobina metálica. Este pulso desactivó temporalmente su capacidad para sentir el campo magnético terrestre.

Cuando las crías fueron colocadas nuevamente en el campo que reconocían, los investigadores observaron que bailaron con menos frecuencia, lo que sugiere que:

  • sí percibían parcialmente el campo,
  • pero también empleaban otros sentidos para ubicarlo.

La orientación magnética no es su único mecanismo

Según Mackiewicz, estos resultados indican que las tortugas bobas utilizan múltiples sistemas sensoriales para navegar. Su “brújula magnética” funciona en conjunto con otros sentidos, permitiéndoles conocer su posición en un mapa global y mantener un rumbo preciso durante sus largas migraciones.

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